El gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva (PT) proyecta que su Plan de Transformación Ecológica podría tener un impacto positivo de R$ 772 mil millones en la economía brasileña hasta 2050.

EL Hoja Tuvo acceso a una nota del Ministerio de Hacienda, elaborada a partir de un estudio encargado al Banco Mundial, en la que el departamento predice que la implementación del plan generará un aumento del 3% en el PIB (Producto Interno Bruto) para 2026. En adelante, el aumento sería del 2%.

La simulación comparó las proyecciones actuales de la economía brasileña con las de un escenario en el que se implementarían una serie de políticas para estimular sostenibilidad y se ha implementado la descarbonización.

En esta lista se incluyen, por ejemplo, el mercado de créditos de carbono, que actualmente depende de la aprobación de un proyecto de ley en el Congreso Nacional para convertirse en realidad; el recientemente lanzado Renovagro, dirigido a la agricultura de bajo impacto; obras de infraestructura verde en el marco del PAC (Programa de Aceleración del Crecimiento); reducción de las emisiones de combustibles fósiles; y lograr el objetivo de eliminar la deforestación ilegal.

La implementación exitosa de este paquete, según proyecta el estudio, podría resultar en una reducción del 12% (o 136 millones de toneladas) de gases de efecto invernadero, en comparación con el nivel de 2005, sin considerar los efectos de la deforestación.

El estudio predice una reducción del 55% en la deforestación total en el país, pero admite que esta proyección está “anclada en hipótesis ambiciosas” que “dependen de factores externos a las políticas públicas, como las condiciones climáticas”.

Actualmente, el gobierno federal ya ha logrado reducir drásticamente la deforestación en el Amazonas, pero todavía está luchando por lograr el mismo éxito en el Cerrado.

Se prevé secuestrar 220 millones de toneladas de CO2 mediante la restauración forestal, 40 millones con proyectos de créditos de carbono.

“Esto requiere el desarrollo de políticas específicas, tanto regulatorias como de desarrollo, ya que la maduración de estos proyectos hasta la eliminación efectiva de carbono se produce lentamente”, dice la nota del Tesoro.

El Plan de Transformación Ecológica es visto como una de las principales medidas en el área económica del gobierno Lula. Su objetivo es integrar y dinamizar las políticas de desarrollo económico sostenible de los distintos órganos de la Unión, además de hacerlas más eficientes que formas de producción con alto impacto sobre el medio ambiente. ambiente.

Aún no existe un documento consolidado con todo lo que abarca el plan, sus metas y proyecciones.

La nota del Tesoro considera algunos impactos adversos sobre la economía brasileña —a pesar del saldo general positivo—, para los cuales se deben desarrollar soluciones, y admite que son necesarias políticas más ambiciosas para cumplir plenamente con el Acuerdo de París.

La implementación del mercado de carbono, por ejemplo, debería tener un impacto negativo directo en el PIB, al aumentar los costos de producción, pero puede generar resultados indirectos.

La balanza comercial debería ver una caída del 7% en las exportaciones, pero en este punto el Tesoro señala las limitaciones del estudio, que no considera la venta de hidrógeno verde ni créditos de carbono.

La caída general de las emisiones de CO2 debería ir acompañada de aumentos específicos.

En la agroindustria, incluso con una reducción en el ritmo de las cadenas de producción, se proyecta un crecimiento del 1% en las emisiones totales de CO2, debido a la expansión del sector, y el Tesoro destaca la necesidad de nuevas políticas para mejorar este escenario.

El sector servicios podría ver un aumento total del 25% en esta métrica. El ministerio afirma que hay una ausencia de políticas de descarbonización en este ámbito.

Por otro lado, la proyección reduce las emisiones de petróleo, gas y carbón, en gran medida debido al mayor uso de combustibles sostenibles, como el etanol.

“Las fuertes reducciones asociadas a los combustibles fósiles (son) compensadas por crecientes emisiones (de) sectores como la agricultura y los servicios. Esto indica desafíos por delante, para fortalecer las políticas de descarbonización en estos sectores”, dice la nota técnica del Tesoro.

El documento dice que, al igual que la curva de crecimiento de la economía, las emisiones aumentaron en los últimos años hasta 2016 y luego se estancaron.

“Tradicionalmente, las emisiones, descontando la deforestación, presentan una correlación directa con el crecimiento económico. (…) El PTE (Plan de Transformación Ecológica) rompe esta correlación, permitiendo combinar el crecimiento económico con la reducción de emisiones”, continúa la nota.

La proyección también predice que la tasa de inversión en la economía alcanzará el 19% del PIB en 2050; actualmente es del 16,8%, según el IBGE (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística).

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