Nunca antes la fuerza aérea israelí había atacado tan profundamente el norte del Líbano desde el inicio de la guerra entre Hezbolá e Israel. El lunes 14 de octubre, al menos 24 personas – 12 mujeres, 10 hombres y dos niños – murieron en un bombardeo dirigido a Aitou, una aldea en el distrito de Zgharta, una zona montañosa poblada principalmente por cristianos maronitas. La región es también el bastión de Sleiman Frangieh, líder de la Brigada Marada y ex ministro: líder maronita cercano a Bashar al-Assad, y candidato a la presidencia libanesa, junto al tándem chií formado por el partido Amal y Hezbolá. .
El martes, al menos dos personas dadas por desaparecidas seguían siendo buscadas por un equipo de la Cruz Roja, mientras los residentes locales miraban con preocupación. Las víctimas, una familia de desplazados procedentes de la ciudad chiita de Aitaroun, situada en el sur del país, cerca de la frontera entre Israel y el Líbano, se habían instalado recientemente en Aitou, un pequeño pueblo de montaña a una hora y media en coche de Beirut.
El martes 15 de octubre lo único que quedaba de la casa de tres pisos que alquilaban, ubicada al final de un pequeño camino que subía por la ladera de la montaña, era un enorme montón de escombros. Los equipos de rescate, que recorrieron este montón con las manos desnudas, todavía estaban recogiendo partes de los cuerpos de las víctimas, cuya vivienda había sido literalmente borrada de la faz de la tierra por la fuerza de la explosión. Sólo dos coches destrozados y una camioneta atravesada por la metralla de la bomba indicaban que el lugar había estado ocupado: el ataque estaba claramente programado para dejar a los habitantes de la casa sin posibilidad de sobrevivir. Cinco personas, entre ellas un niño, habían escapado y estaban siendo atendidas en tres hospitales de la zona, según un oficial de las Fuerzas de Seguridad Interna (FSI) presente en el lugar.
‘Creando conflictos internos’
Los medios libaneses citaron el nombre de un hombre, descrito como un “miembro de alto rango” del ala política de Hezbollah, como parte de la lista de víctimas comunicada por la autoridad local de Aitaroun, la ciudad de origen de los desplazados. Este detalle, en esta etapa, no era verificable. “Si realmente es él, fue atacado 20 minutos después de su llegada”, afirmó un residente de Aitou, señalando uno de los coches destruidos. “Él era quien pagaba el alquiler de la familia”, añadió enojado este hombre de unos 30 años: “Si los israelíes lo tenían como objetivo, ¿por qué no lo atacaron en la carretera, en lugar de masacrar a otras 24 personas?”.
Sorprendido, Raymond Alouane, el alcalde de la ciudad, no entendió: “Nunca hubiéramos pensado que algo así sucedería aquí. Abrimos nuestras casas a los desplazados. Y continuaremos abriéndolas a nuestros compatriotas porque somos uno”. “Los israelíes están haciendo esto para romper esta solidaridad entre (el pueblo) libanés”, denunció.
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