Hay una mujer en el centro de la intriga internacional y es italiana: Cristiana Barsony Arcidiacono, nacida en las faldas del Etna hace 49 años. De padre siciliano, madre húngara, licenciado en física que confirma la Universidad de Catania, estudia en Londres, pasó de misiones humanitarias en África a la administración de la consultoría BAC en Budapest. Sería una de las tres empresas de pantalla creadas por los 007 israelíes para provocar a Hezbollah y luego matarlos.

Otra empresa aparece en la compleja intermediación que llevó las bombas de bolsillo al Líbano, un negocio valorado en 1,5 millones de euros. Se trata de Norta Global de Sofía en Bulgaria, el único empleado es el director general José Rinson, indio, que se mudó a Dosolo en 2015. Dos pasaportes en el bolsillo. Los italianos y los noruegos parecen haberse desvanecido en el aire. Las fuerzas policiales de media Europa los están buscando para entender quiénes son realmente. “Siempre es difícil decirlo en el caso de las empresas pantalla, porque nunca se sabe hasta qué punto las personas existen realmente, en algunos casos hasta qué punto son agentes del servicio secreto desde el principio o hasta qué punto saben muy poco en realidad”, afirma el experto en Inteligencia. Empresas y agentes encubiertos, objetos cotidianos como bombas: la operación caballo de Troya habría sido planificada desde hace 15 años con técnicas que siempre han formado parte del manual de masacre.

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